Hay tantas sensaciones escondidas
en los pliegues ocultos de nuestro interior,
emociones fuertes, intensas, sometidas
no por permanecer ocultas, están perdidas
emergiendo obedientes a la llamada de la pasión.
El brillo cristalino y luminoso de unos ojos
al contemplar aquel a quien quieren amar
luces que brotan a la claridad de los antojos
reflejos soñadores que transmiten sin enojos
los deseos intensos que tratan de expresar.
Labios que abren la puerta a la luz de la sonrisa
agradan con deleite, instando al goce y al placer.
Besos dulces, moderados, envolventes cual la brisa
liberados de los lazos de la boca a toda prisa
buscando con pasión otros a quien corresponder.
Esas manos, suaves, cálidas y sugerentes
provocan estallidos con el tacto, invitándote a vivir
vibraciones, provocadas por roces insinuantes
haciendo la magia y delicia de los amantes
caricias que inducen e impulsan a sentir.
