lunes, 30 de mayo de 2011

Cosechando el momento de dicha

El espejismo de un ardor incontrolado, la quemazón de la piel al excitarse, delirio y arrebato que compunge y fluye por el vestíbulo, dibujando de color el borde de la aureola. Aroma que quiere deleitar en unos senos disfrazados de perfume mostrando las formas sin reservas, donde van a parar las escaleras de tu vientre. No tiene color el pecado, en la entrepierna de un susurro donde viene a desembocar la lujuria. Sucumbió al roce de una caricia y una mirada, desnuda llena en el mojar de las sabanas haciendo un pleno de besos te vuelvo loco, me vuelves loca, somos piel devorandonos, temblor con el recorrido de los dedos, que nos empujan hacia profundidades, espasmos en el vientre y la espalda, centros del origen del deseo. Placentero orgasmo, sudando amor, cosechando el momento de dicha, descorchando, bebiendonos nuestros cuerpos se agrieta el aire, tus ojos murieron, tu cuerpo ya no era tu cuerpo solo el lugar para el siguiente beso.

sábado, 28 de mayo de 2011

Memoria de dias feroces.

Evadir, con los ojos clavados en lo más profundo centrando las posibilidades, tras lo hostil de la esperanza y lo afable del angosto interior, de aquellos, que creemos en lo maravilloso que hay aun en el ser. En este punto irreconcilliable, donde estar en equilibrio no resulta nada difícil, y las sorpresas se encadenan, haciendo que la felicidad aflore en forma de sonrisa, imitando así la primavera. No dar ni un solo paso más, los dados fueron firmes y seguros. Descubrirte tragándote la vida, no es sentencia y la historia trémula continuara. Mi sombra planea sobre ti, muda, silenciosa, buscándome me encontraras, en la brisa, en las húmedas palabras, en la memoria de días feroces plagados de suspiros.

domingo, 8 de mayo de 2011

Abovedando los deseos

Tiempo, en cantidad de vida en compromiso con uno mismo, ayer que sutilmente estuvo aquí, hoy que está por pasar, el mañana en breve hará su entrada. Periodos, espacios en la aparición de una circunstancia, lo efímero de los momentos que pasean por delante de nosotros, doblando timidamente las respuestas. Atesorando, con urgencia las conquistas de un vendaval de besos que aguardaban en la boca impactando en la razón de los secretos, intercambiando gratitudes, abovedando los deseos que al llegar la noche suenan con exquisitos relieves. Al unisono en un fugaz eco, entre lamentos y susurros escondidos, donde el sonido puede establecer un puente entre la pasión y el fuego, entre el corazón y los hechos consumados. Entonces en las avenidas de tu cuerpo cae la noche con la despedida desgajada de la luna.