viernes, 30 de diciembre de 2011

El recuerdo y la sombra circunfleja


El adiós, en un punto delimitado, en el cual aparecerá un nuevo día, en el que no queda nada mas que el recuerdo y la sombra circunfleja de lo que en breve sera el mañana, por que el hoy desparece por momentos.
Permanecemos impertérritos e inmóviles en un espacio, por el que queremos apostar, aun a sabiendas que todo persiste y que no cambia nada, solo nos vamos tallando y modificando a nosotros mismos. En virtud de lo que una corriente pueda traer, o del empuje que sobre todos pueda acontecer el espíritu de vida que se posa a nuestro lado empujándonos en ocasiones de atrás hacia delante. Habitantes insatisfechos, en el todo que nos constituye, con proyectos para mejorar siempre, quizás nunca llegaran a termino, igualmente solo queden en proyectos del espacio de tiempo en que nos encontramos. La próxima vez y en el mismo instante estaremos nuevamente con la sombra y los recuerdos circunflejos.



lunes, 26 de diciembre de 2011

Sobrevivimos a los antojos.

Momentos especiales llegan como venidos de lugares recónditos, evidencian que quisieron ocultarse por motivos igual nada significativos, todo es y sera como se piense. Siempre la realidad viene prendida en situaciones igual antes no vividas. Perecederos de tiempos nada especiales sobrevivimos a los antojos imaginarios de personas que otrora fueron actores secundarios con planos cortos que no denotan ni siquiera espíritus algo participativos. Para venir de donde vinieron igual no dejaron la huella esperada, por entonces la piel no respiraba lo suficiente como para imprimir un carácter puro no destila rasgo ni pureza, no deja aflorar la plenitud del ser, lo que nos hace menos efímeros y si mas tangibles. A veces tratamos de perder la consciencia para olvidar los momentos, el ahora y el porqué y sumergirnos en la nebulosa que por imperativo nos hace libres.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Acuarelas de Diciembre

Pisando ligeramente, comprimiendo entre el suelo y el zapato, el color ocre que el otoño, por descuidado tiró. Silenciosa la silueta avanza estilizada, y altiva, paseando su porte por entre derredores venidos de nuevo a la memoria de los olvidos. Espasmos colapsados tras la realidad de los recuerdos. Apostando por los besos tras amores imposibles con los que desaparecían las acuarelas de diciembre, la estación de la prisa poniendo color a los días del calendario. Irradia el gris en el cuento, transeúnte con pasadizos en el cristal donde reflejar fantasía y diálogos que se escapan en la tarde traían de lejos caricias de fuego encendidas en sufragios de tardes de cobres.