La hoguera seca y te quema todo, tu no puedes contenerlo y sientes la fuerza de su tormento. Extenuada por el intenso esfuerzo y provocada por él de la manera mas apasionante para saciar la sed, haciendo una transformación de lo irreconocible, una sed ardiente que abrasa la lengua y la garganta, tanto que no puedo articular ni una palabra, hace que se seque el corazón y las entrañas. Pasiones dominadas las que quieren darte, que en lugar de confortar hacen que ardan aun más secando afectos y pensamientos. Las almas se pierden buscando calmar la sed, no sufren ni se consumen ni se abandonan a las tristezas, permanecen en la puerta del corazón de día y de noche llamando.
Tengo sed, necesito beber del rió de tu boca, apagando el fuego en cada beso, aplacando con un guiño una sonrisa, desgarrando como agua una caricia.
Tengo sed, necesito beber del rió de tu boca, apagando el fuego en cada beso, aplacando con un guiño una sonrisa, desgarrando como agua una caricia.